-Al final perderás el autobús por estar aquí enredando.
-No estoy enredando, estoy intentando enamorarte.
Llevo varias semanas, no que va, miento. Llevo varios meses, qué digo: llevo varios años... en fin, creo que llevo desde siempre creando la concepción de mi vida.
Es muy curioso, pero cuando era pequeña muchas veces me quedaba mirando el espejo durante largo tiempo. En estos períodos, me miraba tan fijamente a mí misma, que llegaba un punto en el que no distinguía a quién estaba mirando: no me reconocía en el reflejo. Se me hacía raro pensar que los pensamientos que oía en mi cabeza (los míos propios) provinieran de la cara que me devolvía la mirada (la mía propia).
Siempre he sido muy existencialista, desde pequeña. Recuerdo que muchas veces pensaba porque unas personas hacían unas cosas y otras hacían otras cosas diferentes. ¿Quién decidía lo que cada uno hacía o dejaba de hacer? Mi infantil mente creó una lógica explicación: el mundo era una casa de muñecas en la que alguien (quizá Dios o quizá quién sabe) jugaba durante todo el día. Lo que yo hiciera o dejara de hacer estaban a merced de lo que dicho jugador quisiera hacer ese día. No éramos más que muñecos dentro de una casita de juguete.
Si de algo sirve crecer es que tus teorías avanzan y vas puliendo lo que falla y añadiendo lo que falta. Es un proceso continúo, pero va por fascículos.
Creo que ayer completé uno de esos capítulos de mi propia colección de existencialismos personales:
Lo primero que descubrí es que nunca, nunca, debes emocionarte echándote laca en el pelo. Los cardados y demás peinados chonis son un atentado contra la salud capilar.
Y remitiéndome al capítulo importante, aviso de ante mano que va del amor y cosas de esas romanticonas:
El amor, por más mínimo que sea, por pequeña que sea la muestra, cuando no es correspondido, complementado o reconstituyente, dando igual si es amor recibido o emitido... el amor, cuando no te llena por dentro, en cualquier tipo de manisfestación hace daño siempre.
Además es curiosa la multitud y variedad de formas en las que se te presentan este tipo de coyunturas ,que te cogen totalmente por sorpresa. Pero lo que si que es cierto es que cualquier situación del estilo convierte un viernes creativo en un domingo adelantado.
Lo bueno es que la "experiencia" (podríamos llamarlo así?) ayuda un poco a adivinar y saber a que atenerse. Yo soy muy mala para esas cosas: tiendo siempre a pensar lo más predecible, no rebusco demasiado. El caso es que me auotayudo a autoconsolarme con diversos "telodije" , "yalosabías" , "dequétesorprende" o tópicos similares.
Hoy me ronda la cabeza una pregunta que nunca creí que llegaría a salir de mi boca. Pero ahí va:
¿Por qué la gente es tan tonta de enamorarse?
Suena:http://www.youtube.com/watch?v=4zZtEDBJRmk
Quizá suenan también violas de fondo, violas acompañadas de maullidos de gato y de los muelles de una cama.
Intento entender pero creo que pierdo algun capitulo... :S
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