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lunes, 20 de septiembre de 2010

Nivel de indignación alcanzando límites insospechados

(como sigo sin internet y sin poder escribir aquí cuando me viene en gana, actualizo con algunos escritos que tengo de "andar por casa". Pero ya hemos contratado línea! Pronto podré poner esto un poco al día. Hasta entonces, seguid echándole un ojo a www.strugenstroghen.tk que sigo subiendo cosas. Tchüss!)

Hoy, cuando volvía a casa, crucé un paso de peatones.
Si algo tiene el haberme sacado el carnet de conducir hace apenas unos meses es que las leyes de tráfico están aún recientes en mi cabeza. Por ello, sé perfectamente que todos los vehículos tienen que parar delante de un paso de peatones si ven en estos la más mínima intención de cruzar en los viandantes. Es más, deben hacer ver al peatón la intención de parar para dejarles paso descendiendo paulatinamente la velocidad del vehículo.
Pues bien, mientras cruzaba yo el paso de cebra sin haber terminado aún, el coche que esperaba a que yo cruzara ha pegado un tremendo acelerón provocando un sonoro estruendo. Mas este gran ruido ha quedado eclipsado por un grito proveniente de la persona que ocupaba el asiento del copiloto. Ésta ha sacado la cabeza por la ventana ,cual perro, para gritarme haciendo alarde de su gran nivel de barriobajerismo algo así como: "TTTTúuuu mira´a vé que vas más lenta que las hormigas". Todo acompañado de una expresión corporal acorde con el grado de semejante léxico.
Ah! Por cierto, la chica en cuestión fue conmigo a clase de religión en 1º de la ESO.

Este suceso, junto a otras cosas que llevo varias semanas pensando, me llevan al mismo puerto: esta ciudad me quema. Me encierra, me limita. Hoy (que es 11 de Septiembre) hace dos días que regresé de Valladolid y sinceramente no veo el momento de volver a irme. Estar aquí me hace sentir inservible, me enerva.


Últimamente pienso mucho también sobre perder el tiempo.
No me refiero a perder el tiempo como se pierde cuando duermes la siesta, o cuando te quedas viendo estúpidos programas en la tele. Me refiero a perder el tiempo en cosas que no merecen ningún tipo de cavilación. Aunque la verdad, han sido muchas las horas empleadas.

Llevo todo el verano dándole vueltas a varios dilemas. Diversas situaciones me han puesto en la cabeza temas a debatir entre yo y yo misma. Mis conclusiones están aún semidifusas, pero se van aclarando poco a poco.

Más o menos es esto: no perderé más el tiempo en causas perdidas.
Con causas perdidas quiero hacer referencia a personas con un rumbo demasiado dispar como para poder asimilarlo o lugares demasiado llenos de vacío como para aportarte nada. Se me hace cada vez más difícil compartir mi día a día este tipo de situaciones con las que no soy afín. Es díficil cuando se tienen intereses tan diferentes o formas de actuar tan opuestas. No me siento agusto, no me siento cómoda y lo peor es que no me siento yo misma. Y eso es algo que odio.

Sencillamente, creo que hace mucho que perdí el miedo a perder aquellas cosas que a mí ya me han perdido.


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15/Septiembre

Añado a estos hechos otros dos más que han alimentado mi desconcierto sobre mi ciudad natal:

-1: El otro día estaba esperando al autobús cuando comencé a oir de lejos un altavoz. Este anunciaba el estreno de un circo cuya carpa habían instalado en el recinto ferial. Este tipo de circos con invitados tan ilustres como los Lunnis o Bob Esponja nunca han sido un aliciente para mí, siempre es exactamente lo mismo. Sin embargo, la forma de publicitarse de este circo en particular me quedó atónita, lástima que no para bien. Junto al sonido del altavoz comenzaba a oir un gran estruendo proveniente de la furgoneta del circo que iba circulando por las vías urbanas de Plasencia. Me fijé que el ruido provenía de un remolque que iba arrastrando. Cuando la furgoneta pasó por delante de mí, pude ver que dentro de dicho remolque con forma de jaula había un oso vivo (la verdad es que si hubiera estado muerto ya sería la repanocha...) corriendo de un lado a otro de la pequeña jaula y aullando cual desquiciado. Creo que un oso enjaulado recorriendo Plasencia como reclamo de un circo era lo que me faltaba por ver.

-2: La política en mi ciudad llega hasta los más pequeños. No sé si habré comentado aquí alguna vez que la política es algo que no me llama demasiado y que ni siquiera tengo una ideología definida. Lo que no quita que me interese sobre ello para no pecar de ingenua y para conocer lo que pasa en mi mundo.Pues bien, en Plasencia por lo visto se ve que a los peques se les inculca desde pequeños a defender los pensamientos paternos, como pude comprobar un día que iba paseando por la calle del Sol (homóloga de la calle Real de Segovia). Iba yo andando preocupada de la cotidianidad de mi vida cuando pasó por mi lado una mujer con dos niños pequeños, de no más de 5 o 6 años. Estas dulces criaturas inocentes del Señor iban gritando a los cinco vientos y en perfecta sincronía: "Rajoy dimisión! Rajoy dimisión!". Mi estupefacción me hizo mirar con incredulidad a la mujer que en ningún momento les reprochó nada ni los mandó callar. Como ya he dicho no tengo preferencia ideológica alguna y me es indiferente que hubieran dicho "zapatero dimisión!". Mi asombro, como es lógico, nace de inculcar a niños sin conocimiento pensamientos demasiado prematuros para su comprensión y encima permitirles divulgarlos cual monos de feria (u osos de circo). Me recordó a la vez que me topé con la manifestación en pro de las familias y contra el aborto en Madrid. En ella vi a niños gritar consignas contra-abortistas que alegaban al asesinato.
Mis queridos padres, la controversia de este tipo de temáticas es demasiado elevada para el mundo adulto, cuánto más para involucrar en ellas a las esponjosas mentes de las generaciones futuras.

5 comentarios:

  1. Por cierto! yo tmb vi la publicidad que hicieron del circo.. pff mejor no comentar __

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  2. No sentirse a gusto, no estar cómodo, no estar feliz es, en definitiva, no ser uno como debería ser. No puedo entender por qué dices lo que escribes, pero sé qué se siente. También lo odio.

    Lo del oso... Nada más que decir. Lo de los críos... A veces me dan una repugnancia las formas de educar...



    ¿Hasta cuándo está esa exposición que dices que hay en Sogovia?:D

    Y eso de coincidir... será muy pero que muy difícil, pero siempre puede existir premeditación. Así que ya sabes.:D

    Las clases han empezado hoy, y ya estoy deseando que llegue mañana...:D ¿Tú aún estás de vacaciones?

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. No sólo es en tu ciudad donde la política llega a los más pequeños. Desgraciadamente, muchos padres tratan de convertir a sus hijos en unos clones ideológicos de ellos mismos.

    Lo más grave, y realmente la mayoría de los casos de influencia política hacia los hijos se dan en este ámbito, es cuando se trata de extremos políticos. Hace dos años estuve en Málaga, y me tocó aguantar como un grupo de skins (nazis, aunque realmente daría igual si fueran sharperos), ya avanzada la treintena, aplaudían a sus hijos de cinco o seis años por insultar a un pobre negrito vendiendo cocacolas en la playa.

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