Ya ha pasado casi un mes desde mi vuelta de la capital germánica.
A día de hoy, sigo echando de menos acabar mis noches en algún rincón de Alexander Platz.
Mi experiencia en Berlín ha sido, como cabía esperar, algo impresionante.
De por sí la ciudad se ha adueñado de mí con su encanto: Berlín es una ciudad fresca, dinámica pero tranquila, sin mucho abarrotamiento; amplia, limpia... La población berlinesa hace honor a estas cualidades: personas amables con un bilingüismo generalizado y muy concienzadas con el medio ambiente (bicis a raudales!)
[y ya si hablamos del prototipo de Chulazo Alemán podríamos hablar horas y horas de pelo rubio y ojos azules....]
Dejaré un poco de lado el relatar que cosas vi, que hice y cuán fantásticos fueron los lugares que visité: para algo hice el
videoblog. Espero poder acabarlo pronto subiendo las fotos y vídeos que faltan y que llevo preparando durante estas semanas. Perdón por el parón, pero ni hay internet ni el calor ayuda a pasar hora tras hora frente al ordenador.
Me vuelvo de mis tres semanas en Berlín con cosas por ver, pero está bien, eso me da motivos para volver algún día. Me faltó hacerme fotos por los pasadizos del Holocausto, visitar el museo de Anne Frank, ir a Potsdam, ver las jirafas del Zoo (aunque vi muuuchas jirafas), tirarme al vacío desde el hotel Park-inn, alquilar uno de esos coches típicos de la 2ª GM y pasear con él por Berlín, escribir
"Vivan los publicistas de Segovia" en el muro de Berlín y escupirle a un revisor de metro.
Aún con todas estas cosas pendientes por hacer, creo que he exprimido al máximo mis 20 días en Berlín. Me gusta pensar que aquellos días han sido la unión de los diversos personajes que dimos a parar aquel 1 de Agosto en las clases de Prolog. Es curioso si lo piensas...pero al segundo día de conocernos ya estábamos cenando tortilla de patatas en nuestro piso. Descubrir Berlín con vosotros le da un añadido a este viaje. Juntos descubrimos que Berlín es más bonito lloviendo y en bici, que
"bitte" sirve para todo y que un kebap, siempre que se se cene en Alexander Platz, sabe diferente.
Recuerdo que un día Gonzalo dijo que éramos
compañeros de viaje. Me hizo tanta ilusión acuñar ese término...compañeros de viaje. Suena tan bien, tan único y exclusivo...Pero aún así, no estoy de acuerdo totalmente. Me parece que es una etiqueta que os despretigia, se os queda corta, nos limita. Somos compañeros solo de un viaje? Somos solo compañeros? Puestos a etiquetar, remodelaré la definición de Gonzalo diciendo que somos "
amigos de viajes", me parece más adecuado a nuestra relación. No hemos compartido solo visitas a monumentos ni paseos turísticos. Si os dais cuenta la limitación del tiempo nos hizo compartir muchas cosas muy rápido. Y cuán divertido pudo ser conocernos unos a otros en veinte días, contarnos nuestros secretos más ocultos (me refiero sobre todo a Lucas...), nuestros miedos, nuestras metas y nuestras vidas. Lo verdaderamente gracioso fue colaborar entre todos a alimentar esta experiencia, que esta construída de las aportaciones que juntamos. Pienso en Berlín y no puedo dejar de recordar los faros de Sheila, al pretty de Gonsalez, a mi camarada fotógrafo de Lucas Lucas, los tennis de Stefahnia que están chorrreando o el marcado acento de Tiegarten de Mike.
Me gusta pensar que Strugen Stroghen empezó como un proyecto de Sheila y mío y acabó siendo algo en donde todos quisisteis participar, grabando con ilusión episodios especiales o fotografiando aquello que queríais compartir con los demás. Ahora, al ver los capítulos, recuerdo la emoción de grabar cada instante del día, el cansancio de las noches montando y la desesperación del internet que no subía nuestros vídeos.
Y ahora qué? Qué hacemos? No podemos coger la U8 hasta llegar a Alexander Platz? Tranquilos, ya planearemos otro viaje, hay que movilizar la Kartoffen Party a otras fronteras. Hasta entonces no os preocupeis, ando tramando algo para no echarnos tanto de menos ;)
Y si algo me gustó del viaje, es que en realidad no llegamos a despedirnos. No nos vimos en el aeropuerto y no quisimos darnos ningún último abrazo en el metro. Y esto, qué quiere decir?
No hay despedidas Prettys, para nosotros no hay ningún Auf Wiedersehen.
Simplemente, nos vemos en
Alexander Platz.