Hola, me llamo Power Point y soy vuestro nuevo profesor

Hoy escribiré un poco por desahogo, como acostumbraba a hacer el curso pasado y para lo que está también la finalidad de este blog. Y es que durante este cuatrimestre he experimentado varios tipos de frustraciones derivadas del sistema educativo en el que me veo inmersa y que no dejan de consumirme.

Para hacernos una idea: hoy, tras salir de nuestro examen de RRPP, mi querida compañera ZM, la cual llevaba preparando el examen concienzudamente y con tesón durante varios días, ha exclamado la siguiente frase:
"Estoy muy contenta y muy orgullosa, ya que le he plasmado todo lo que había memorizado palabra por palabra. Mi examen está perfecto"


Perdón por la expresión, pero qué cojones? ¡¿Qué santos cojones?!
Evidentemente comparto la alegría y el orgullo de ZM, se la augura una gran calificación más que merecida.
Pero explícame tú, por favor, qué motivos podemos llegar a tener para sentirnos orgullosos por memorizar y aprender, cual cacatúas, un temario palabra por palabra.

El examen de hoy tenía una cantidad teórica de 30 míseros folios. 30 folios con conceptos claros y sencillos que yo no tenía que comprender, si no simplemente que memorizar y plantárselo en el examen. Mi nivel de implicación con la asignatura fue tan sumamente mínimo y desmotivante, que estuve tres días delante de los estúpidos treinta folios sin ser capaz de estudiar. Me consumía el pensar la forma tan idiota y absurda mediante la que se me estaba imponiendo "aprender". Me resultaba tan sumamente aburrido, tan falta de un reto y tan poco gratificante que me era imposible implicarme en el estudio.

Sigo sin comprender como las exigencias del profesor a la hora de evaluar nuestros conocimientos de relaciones públicas se van a basar en nuestra capacidad de retención memorística de la noche antes del exámen hasta la ejecución del mismo. Cuan divertido sería que nos examinara de nuevo una semana después de los mismos conceptos sin que nosotros hubiéramos preparado el examen: todos los conocimientos se habrían esfumado con mayor rapidez que con la que se calientan las cañas en verano.

No soporto ir a una clase donde el profesor está leyéndome un Power Point. Yo no voy a la universidad pagando más de 600 euros de matrícula para copiar apuntes que me impiden prestar atención de lo que supuestamente debería estar aprendiendo. Yo no voy a la universidad a memorizar fechas cuando hoy en día dispongo de una biblioteca infinita en mi bolsillo a la que acudir instantáneamente.

Yo voy a la universidad, yo gasto el dinero de mi familia y mi esfuerzo para que me enseñen a pensar. Yo necesito que me expliquen algo y me digan "Ahora hazlo tú", no que me den un puto libro y me escupan en la cara "e s t ú d i a t e l o".
¿Cómo voy a aprender yo el uso de las relaciones públicas leyendo cómo se hace una nota de prensa? Hazme hacer una nota de prensa! ¿Quieres que conozca las tendencias del cartel publicitario del Art Noveau? No me hagas memorizar fechas, hazme confeccionar mis propios carteles. ¿Quieres que sea consciente de la psicología del consumidor y su implicación a la hora de escoger un maldito detergente? No me hagas estudiarlo, mándame al Mercadona y ténme media tarde observando a la gente en el pasillo de la limpieza.

¿Cómo en mi carrera y atravesando la comunicación el momento en el que estamos, siguen presentes estas metódicas? ¿Cómo puede ser que lleve esperando 15 días la nota de un exámen porque la profesora está ilocalizable y solo da opción de comunicación un mail que ni siquiera utiliza? ¿Cómo estamos permitiendo dejar a un lado los medios de los que disponemos para aprender y hacer un uso práctico de los conocimientos adquiridos en clase?
¿Cómo narices pretende un profesor que conozca el funcionamiento de los medios si su metódica tiene una obsolocencia mediática tan ingentemente notable? ¿Cómo prentende que sea consciente del funcionamiento de las relaciones públicas cuando ni siquiera me estás hablando en ninguna parte de esos asquerosos apuntes de las redes sociales ni del sistema de feedback que nos ofrece la virtualidad actual?
¿Puede un profesor pretender que yo me motive en una clase en la que él/ella está más aburrido que yo? ¿Puede un profesor siquiera desear que yo coja unos apuntes y los estudie con ilusión cuando son los mismos apuntes que hace 6 años y que están completamente obsoletos?

Gracias a Dios, y digo un gracias bastante significado, cada vez veo más los cambios a una educación del "Aprende haciendo" y eso me agrada enormemente.
Y claro ejemplo lo tengo en mis propias calificaciones: tanto en este cuatrimestre como en el último del pasado año, las asignaturas en las que los profesores se implican en hacerte pensar por ti mismo y buscar tus propios medios de aprobar y de desarrollar un proceso de evolución educativo con su asignatura no bajan del notable alto. Por el contrario las asignaturas con un bajo poder de implicación docente y un sistema de evaluación por exámen tradicional rondan el "bien".

A mí me parece perfecto que a este sector del sistema docente (que, reitero, gracias a Dios cada día va siendo menos) se conforme con crear una cuadrilla de alumnos "bien" y que no sean ellos los principales interesados en crear alumnos notables o sobresalientes. Las muestras de este hecho (OJO, que los alumnos tenemos un papel relevante, claro está y nadie lo pone en duda, pero hoy hablamos de docendia, eso otro para otro día) se ven claramente en licenciados y graduados sin trabajo porque ,pese a tener su título, están faltos de las capacidades que tendrían que haber superado para ser merecedores de ello.

En fin, creo que después de este pequeño desahogo yo me he quedado algo más a gusto. Espero aprobar, y de no ser así me presentaré en la revisión con esta entrada del blog.
Ahora me voy a ver Mad Men, acabo de empezar la tercera temporada y con las dos primeras he aprendido más que llendo a muchas clases este cuatrimestre...

Sed felices y suerte con los últimos exámenes.
Un besal.