Domingos fusionados con el colchón

La inproductividad tiene un sabor gracioso cuando la usas para tomarte un tiempo, mirar a un lado y a otro, valorar y echarte a dormir.

Acaba el #puenteproductivo que como siempre no me ha cundido para hacer todo lo que hubiera querido, pero no me quejo, en absoluto.
Ha habido despedidas con un toque canario, encuentros con un sabor vallisoletano, donaciones de sangre, paseos con lobos a los pies de Maison Zaida, cosas muy misceláneas y tiza en las paredes.

Se me acumula el trabajo y las cosas en las que pensar... pero me siento tranquila oyendo como Monet ronronea y yo pienso en hacer más pajaritas de papel.
Sinceramente estoy emocionada: mañana sabré la resolución del concurso de "La niña" (que se ha quedado así bautizado ya), el martes llega mi cámara Lomo y el viernes me espera MGMT en la sala La Riviera. Eso por no hablar de que se acercan las vacaciones y, francamente, me apetece volver a casa.

Ayer llené uno de los espejos de mi habitación de post-it. En cada uno anoté un posible y potencial plan futuro a corto/medio/largo plazo y ahora los miro de vez en cuando. Me hace gracia, es como tener utopías escritas en trozos de papel azules. Me parece una manera muy curiosa de tener presente lo que puede llegar a pasar mañana.

Por demás, me duele la garganta y los oídos, creo que consecuencia de una de mis malditas muelas del juicio.
Se empieza a ver ya el ambiente consumista navideño reflejado en luces de colores. Eso quiere decir que empieza la temporada de ver diariamente Los teleñecos en cuentro de Navidad, como acostumbro todas las navidades.


.....equilibrio....