Hoy recordé mi memoria del curso de iniciación a la licenciatura de Publicidad que hice hace un año, cuando ingresé en mi facultad.
Al releerlo sonreí al recordar ciertas cosas y hoy al recordar como lo recordaba volví a sonreír.
Me leo y me leo muy inocente y muy utópica, el caso es que sigo manteniendo la misma disposición actualmente y me alegro de que sea así.
Aquí os lo dejo, ale!
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Memoria del curso de iniciación de Publicidad y RRPP
María Moreno García
Curso 1 de Publicidad y RRPP, Grupo 2
23 de Octubre de 2009
Llega el veintisiete de Septiembre. Fecha de echar a volar y dejar el nido. Atrás se quedan papi y mami, las cenas de tortilla de patata caseras y esa mantita de tu infancia que te da vergüenza traerte.
Toca venirse a Segovia, porque empiezan las clases, y no tienes demasiado claro como llegar a la facultad… A decir verdad, no tienes demasiado claro…nada. Cuando te preguntan si estás en Bolonia o no, aún dudas en responder, a decir verdad, sigues sin tener muy claro qué es Bolonia. Tampoco eres un experto en tema de créditos y no sabes que es eso de “libre configuración” (quizá, te suene a opción de Windows Vista).
Ante esta incertidumbre, el primer día de clase vas a tu aula y te encuentras un modesto cartel. Lo primero que piensas es que te has equivocado, lógico, pero no. La facultad te ofrece un curso cero, para esclarecerte dudas y ponerte al día de que es esto de ser universitario, que tú sigues asociando con grandes resacas precedidas de una gran noche de sexo, alcohol y drogas.
Tras las dos primeras conferencias, me di cuenta de que ya podía considerarme “universitaria”, al saber como es el nuevo mundillo por el que me estoy moviendo.
Dichas charlas me resultaron sumamente útiles para conocer cosas que siempre me habían tenido intrigada y que sabría que tarde o temprano tendría que aprender. ¿Cómo serán los exámenes? ¿Y las clases? ¿Y los profesores? ¿Y los créditos? Ahora sé que no debo temer que un profesor déspota y dictatorial me de un pila de libros que inestabilicen mi equilibrio. Ahora sé que las clases no son dos soporíferas horas escuchando una monótona parrafada, si no que de la mano del propio profesor intenta hacerla amena mediante Power Points y que valoran tu participación activa durante las clases, y encima, a la hora y media de clase, te dejan ir a conocer un poco más la hostelería segoviana de los alrededores de la facultad. Ahora sé que los exámenes no serán (o así lo espero) días de masacres, decapitaciones y sangre, sino que mediante un tipo test nos permiten facilitarnos el estudio, porque encima, cual autoescuela, tenemos test online para practicar. Y ahora también sé que me darán créditos por bailar, por hace teatro y por aprender a usar el PhotoShop, ¿podría pedir más?
Tras estas aclaraciones, mi felicidad iba en aumento, pero eso fue de conocer aún más cosas que me llenaron si cabe de más ilusión y ganas por empezar esta carrera. Me cuentan que hay un festival de anuncios hecho por y para nosotros, el Pulicatessen que nos dará la oportunidad de ganar unos “truchos” que premien nuestra creatividad. Me entero también de que tengo un escaparate al mundo a través de la página web www.vendimiatv.es donde poder sacar lo mejor de la UVA.
Y cuando creo que aquí se acaban las sorpresas, viene un profesor que podría pasar por alumno de quinto curso, y nos enseña unos vídeos de sus clases que me recuerdan a cursos de teatro por su dinamismo. O más bien porque sus alumnos no dejan de reírse tratando de fomentar una comunicación “no verbal”. ”. Los profesores no pretenden tratarme como un apellido o como un número de identificación, quiere conocer cómo soy e interesarse mediante mi participación activa o mis propuestas. Ese trato cercano, ese ambiente, digamos “familiar” se que respira, es lo que me hace alegrarme de estar aquí, en la facultad que recoge a todos los no admitidos de la Complutense.
También es verdad que no todo en la UVA es bueno. Oí durante mi estancia en el curso cero de una leyenda urbana que dice que se está construyendo un campus en Segovia, y que quizás en el último año de carrera podamos disfrutarlo (…en el último año de mi segunda carrera o de la tercera?). Y mi asombro se agranda cuando me dicen que las prácticas se dan en el subterráneo de un supermercado que me da un poco de miedo visitar.
Pero, hablando más particularmente, ahora mismo, esa facultad un tanto fría en ocasiones, ha pasado a ser mi casa. La veo como un sitio donde se valora, o se valorará, mi creatividad, mis ganas, mis ideas. Un lugar donde poder formarme, y además hacerlo bien. Y es ahora cuando me replanteo esto, cuando verdaderamente me alegro de equivocarme al rellenar la inscripción a la Complutense y que me rechazaran la plaza. Ahora me alegro porque estoy aquí, en Segovia, no solo porque aunque me muera de frío cada día tenga el privilegio de ver el acueducto o porque desde mi ventana vea la catedral, si no porque sé debido a mi personalidad activa y dinámica, esta facultad esta hecha para mí, porque me dejará decir lo que pienso, me permitirá llevar a cabo mis proyectos y potenciará mis ideas.
Si la carrera de Publicidad y RRPP satisfacía enormemente mis necesidades creativas y profesionales, ese grado de satisfacción es mucho mayor ahora, cuando sé que la UVA me va a tratar con cuidado, como a una cepa creciente, para obtener dentro de unas cuantas cosechas un buen género, que tras fermentar un par de años, llegará a ser un buen vino."